Retrasos en el desarrollo psicomotor
Los trastornos del espectro autista (TEA) son un grupo de trastornos del neurodesarrollo que se caracterizan por dificultades en la comunicación social, patrones de comportamiento repetitivos y restricciones en las habilidades e intereses. El TEA afecta a cada individuo de manera única y varía en términos de gravedad y manifestaciones específicas.
Algunas características comunes de las personas con TEA incluyen:
- Dificultades en la interacción social: las personas con TEA pueden tener dificultades para establecer y mantener relaciones sociales, mostrar dificultades en la reciprocidad emocional, tener dificultades para entender las señales sociales y mostrar poco interés en compartir actividades o intereses con los demás.
- Comunicación alterada: las personas con TEA pueden tener dificultades en el lenguaje y la comunicación verbal y no verbal. Algunas personas pueden tener un retraso en la adquisición del habla, mientras que otras pueden tener dificultades para iniciar o mantener conversaciones, comprender el lenguaje figurativo o no entender el lenguaje social.
- Comportamientos repetitivos y restrictivos: las personas con TEA a menudo presentan patrones repetitivos de comportamiento, intereses o actividades. Pueden ser muy adherentes a rutinas y tener dificultades para adaptarse a cambios en su entorno. Además, pueden mostrar movimientos estereotipados, como balanceo del cuerpo o movimientos de manos.
- Dificultades en integración sensorial: muchas personas con TEA tienen una sensibilidad sensorial atípica, lo que significa que pueden ser hipersensibles o hiposensibles a estímulos sensoriales como el sonido, la luz, el tacto o el olfato. Esto puede causarles incomodidad o malestar en ciertos entornos.
El TEA es un trastorno del espectro, lo que significa que existe una amplia variabilidad en la forma en que se manifiesta. Algunas personas pueden tener discapacidades intelectuales asociadas, mientras que otras pueden tener habilidades cognitivas promedio o incluso superiores al promedio en áreas específicas. Cada individuo con TEA tiene fortalezas y desafíos únicos.
El diagnóstico del TEA se realiza a través de la evaluación clínica y el análisis de las características y comportamientos observados. El tratamiento y la intervención temprana son fundamentales para apoyar a las personas con TEA en su desarrollo y mejorar su calidad de vida. Estos pueden incluir terapias educativas, terapias de comunicación y lenguaje, terapias ocupacionales y apoyo psicosocial, adaptados a las necesidades individuales de cada persona.
